9 de septiembre de 2004

TATUAJE


Cuando trataron de arrancarme el corazón supe que estaba en peligro. Intuí que algún hombre rico necesitaba un transplante y esa fue la razón de mi secuestro.

Pensaron que a nadie le importaría la desaparición de un ermitaño. Querían robarme lo que tanto trabajo me ha costado formar. Lo siguiente lo digo con toda certeza: pueden anestesiar el cuerpo, pero jamás el espíritu. Observaba el trabajo de los hechiceros modernos, precisamente con el ojo de mi corazón. Sentía mi carne abriéndose con el roce del bisturí y como forzaban mis costillas. De pronto, el cirujano se echó hacía atrás como si hubiera visto una serpiente de cascabel. El bisturí cayó en el piso del almacén y se escuchó como cuando explotan las botellas de cerveza que se resbalan de las manos de los ebrios.

-¿Qué te pasa? –preguntó uno de sus asistentes.

-Tiene un tatuaje en el corazón –pronunció aterrorizado y entre gemidos– dice KYRIE ELEISON.


Juan José Martínez
www.deljuan.blogspot.com

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