9 de septiembre de 2004

La actriz porno se hizo tatuar a los 19 años, en un local clandestino de la Barceloneta. Se ofreció como pago, pero el moro prefirió, con inmensa tristeza, las dos mil pesetas. A lo largo de los años, desnuda frente a las cámaras, tenía la anécdota en la punta de la lengua, por si alguno de sus compañeros de escena o el director se interesaban por la historia del tatuaje, pero ninguno mostró curiosidad. Sin más contratos, con un trago pagado por la Seguridad Social, me la contó en un bar del Port Olimpic. Ahí, entre el humo de los cigarros, los ojos del marroquí que eligió el dinero que necesitaba desesperadamente antes que a una mujer magnífica eran más negros. Le pedí ver el tatuaje. Se levantó la falda y con los dedos tensó la piel rugosa de sus muslos. Era una mariposa violenta. Brillaba tenuemente. O quizá no.


Óscar Luviano
http://laorugagritona.blogspot.com/

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