17 de enero de 2005

- ¿Y cómo te fue con él?
- ¿Cómo me fue de que?
- Pues, la vivencia, la experiencia ¿Cómo te la pasaste con él?
- Bien. Fue bastante extraño, no se cómo explicártelo; digo, hicimos cosas sencillas: Cocinamos frijoles charros con muchos jalapeños - me acordé que tú no le pones ni sal a la comida - vimos telenovelas, fumamos y la verdad él no hizo nada extraordinario.
- ¿Entonces en qué estuvo lo extraño?
- En la forma como hacía las cosas, en los silencios que hacía, en su mirada, tendrías que grabarlo en video para que te dieras cuenta de lo que te quiero decir; no sé, tal vez ni así.
- Ya lo he hecho y nunca le he visto nada especial.
- ¿Sin que se dé cuenta?
- Eso no lo he logrado, no se cómo lo hace, pero siempre encuentra la cámara.
- Tienes que agarrarlo desprevenido. En un momento en que esté totalmente concentrado en algo.
- ¿Como cuál?
- ¿Me pasas la toalla?
- Todavía tienes jabón en la espalda y en el pelo. ¿Por qué me cambias la conversación?
- Es que pensé que ya me habías terminado de bañar. Si te molesto, puedes dejar que me bañe sola.
- Estoy bien, no te preocupes por mí. Te estoy hablando en buena onda, no te preocupes. Mira, ya sabemos para dónde va esta plática, te digo que no te preocupes.
- Está bien Orfeo, es que tengo miedo de lastimarte. No estoy acostumbrada a... no sé. Esta situación no es normal.
- Así es, por eso no podemos actuar de manera normal ¿entiendes?
- Sí.
- ¿Ahora ya me puedes decir si tuvieron relaciones sexuales?
- Sí.
- ¿Tris, sí qué?
- Sí tuvimos relaciones.
- ¿Y cómo fueron?
- Que conste que fuiste tú el que quiso saber: Fueron intensas.
- ¿Intensas?
- Si las hubieras grabado en video, las podrías vender como hardcore porno ¿okey?
- Me queda claro.
- No, no te queda claro. No me expresé bien.
- ¿Perdón?
- Digo que lo del hardcore es si las hubieras grabado, eso hubieras visto desde afuera de la situación.
- ¿Y desde dentro?
- No sabía que fuera así.
- ¿Y ahora que sabes que él es así?
- No, tonto, no sabía que yo fuera así.
- ...
- ¿Sabes que cuando te conocí pensé que eras un depravado?
- ¿Y esto que hacemos no te parece bastante depravado?


akurion
Necesitaba una ducha, urgente. Deseaba deshacerme, desaparecer, morir bajo un potente chorro de agua tibia, no entendía nada. Otra vez despertaba con ese dolor, con marcas, heridas, señales, la sangre seca en el labio, la rabia, por no recordar, por abandonarme así.

Me desnudé frente al espejo, pero no me atreví a mirarme. Abrí el agua caliente, al máximo, añadí un poco de fría, y me quedé así, de pie, sintiendo el agua resbalar por mi frente, por mi nuca, mi espalda... Maldita borracha, maldita borracha, me repetía, una vez, otra, más agua, maldita borracha, agua, más agua...

Incliné la cabeza hacía atrás, me estaba mareando. Entonces apareció, como un flash, unas décimas de segundo en mi cabeza. Esa imagen, una chica desnuda, no era yo, la estaban bañando, no era yo. Estaba muy mareada, me agaché, el agua seguía corriendo, me abracé a mis rodillas, no quería volver a verla, pero aparecía una vez y otra, como una luz intermitente, la estaban bañando, a mi no ¿Por qué? No entendía nada. Tu no estás preparada, decían, mientras alguien a mi espalda me ataba las muñecas.


Teresa
www.gotitasporlavena.blogspot.com
La poesia del mecenas


Al mostrarle la imagen su rostro se descompuso. Me desilusionó. Como militar, a veces esperamos reacciones menos humanas. Irónicamente, me hubiera parecido más dramático otra clase de efecto en su persona.

"Que es esto", exclamó. Sus ojitos parpadearon, y las enormes bolsas de carne debajo de ellos parecían almacenar todas sus emociones insuperables. Yo, en cambio, ajusté el tocado sobre mi cabeza y le dije: El tipo de lentes ese, señor editor, es uno de los escritores de su editorial; juzgue usted lo más conveniente.

Estúpido, como me parecen todos los de su clase, volvió a mirar la foto, incrédulo o, quizá, indignado por el estilo de la toma. La fotografía tenía esa clase de aire escandaloso, ideal para esas exposiciones ridículas de arte visual que los intelectules adoran tanto.

"Pero, ¿esta es mi mujer? ¿que hace él bañandola así? ¿como fue?" inquirió con su vocecita elegante, ardiente de explicaciones que yo no debía darle; después de todo, mi proposito era otro. Como militar, siempre mis propositos rebasan la candidez de los individuos.

Sin embargo, el tipo de la foto era el poeta que había subido a la comodidad de su mecenazgo. El pobre editor me pareció un bolso robado sin un centavo adentro. Toda esa clase de impresiones incómodas subieron a mi cabeza y me avergonzaron. Para evitar caer en diálogos abrasivos o dramáticos, le arrojé un sobre con el informe adentro. Ahí podría leer, y editar a su gusto, todo lo que mis ayudantes recabaron.

- Insisto, señor editor...ahí esta todo. Es claro que su mujer y el poeta ese mantenían una relación extramarital a expensas de usted. Repito: juzgue usted lo más conveniente. Yo he cumplido con el favor que usted pidió a mis superiores. Darle más explicaciones me parecería insultante para mi grado de oficial o mi sencillo uniforme.

- No, capitán - respondió atormentado, con toda la ventisca de un hombre disminuido -, esto apenas me parece concebible. Es obvio que hay intimidad entre ambos, eso nadie lo niega, ni siquiera el dolor que me causa ver a este par de malagradecidos; sin embargo, creo que me toca tomar las cosas con frialdad, aunque mi oficio me lo impida. Debo pedirle un último favor: Consiga fotos de ambos teniendo relaciones sexuales; estas son inservibles para solicitar el divorcio, lo único que me queda para salvar mi dignidad...

Sentí pena por el hombrecillo. Tuve que sonreir hasta contestarle, burlón: Imposible, señor editor, olvida usted algo: los poetas no tienen relaciones sexuales; ellos hacen el amor.


Manuel Lomeli
chango100@gmail.com
www.chango100.blogspot.com
breakfast at the mandarin oriental


this one time i was zapping through in my bedroom at the mandarin oriental tokio i came across some weird-shit porn and froze. a girl with white tits lay in a bathtub and this japanese entrepreneur was pouring some milky shit on her head and i was like shit man these japanese orientals are into really fucked-up shit. the camera guy closed-up on the white girl’s face and hair made a mess then cut to a bunch of other japanese entrepreneurs in western business attire with there tiny yellow cocks out smiling like madmen or goats. then the first guy slapped her or pissed on her, i can’t remember. then i went down 27 floors to the breakfast bar but didn’t feel like any raw fish this morning, so i asked the waiter in proper western attire for a glass of warm milk arigato.


brayan
http://el-brayan.blogspot.com
La tercera es la vencida


Juan sabía que aquella mujer lo metería en problemas. Ahora era ejecutivo de una de las cadenas televisivas más poderosas del mundo y tenía cierta reputación que cuidar. «No puedo darme el lujo de fracasar otra vez», pensaba mientras veía resbalar el agua por el hermoso cuerpo de La Chuya, como le decían algunos de cariño.
Sin duda, si fallaba aquella emisión iban a rodar varias cabezas, entre ellas, la de él. Después de las abluciones, él le acercó una toalla y le ayudó a vestirse. Ella sonrió a la omnipresente cámara que los seguía. El asistente de Juan le comunicó por radio que todo estaba listo para el capítulo final. Salieron del camerino. A lo lejos se veía que el estudio estaba semivacío. Juan sudaba y las rodillas le temblaban. El reality show no había resultado como él esperaba, y La Segunda Venida: Mujer y Reina, había sido una estrategia fallida para anunciar la segunda venida.
Aún el desnudo frontal durante el bautismo había generado muy poco rating. «Pinche Cristo ya no vende», pensó Juan, mientras marcaba en su celular un número privado. «Con Lucy Fer-nández», por favor. «Ella habla, papacito. Estoy viendo la tele. Te lo dije, anúnciame a mí», dijo la sensual voz del otro lado del auricular. …


Rencoria
Duermes dándome la espalda; inocente, inofensiva, inmaculada, inmóvil, imposible… eres sólo un espejismo de belleza pues te delatan las marcas en la piel, esa manera tuya de destrozarte la espalda con las uñas cuando te invaden los nervios.
No te vez nerviosa ahora, los arañazos comienzan a lucir como cicatrices de un viejo dolor; pareces tan buena que me apetece revolcarme contigo una vez más. Y me das miedo mientras estas manos que hieden a sexo retuercen la colilla de tu cigarro vacío. Sólo tú tienes la capacidad de hacer que un hombre te ame y te odie a la vez.
Amo revolcarme contigo, te amo porque finalmente has podido abrir el corazón junto con las piernas y te odio por eso, te odio gracias a que durante todo el tiempo que pasamos juntos nunca supiste hacerlo.
Encerrada en tu morado caparazón, me convertiste en un títere que se desvivía cumpliendo tus caprichos, soportando el ruido infernal de tus sollozos, mordiéndose las manos en los intervalos de un berrinche eterno, resignándome cada vez que te quedabas dormida en la cama antes de hacer el amor.
Y ahora estás aquí, con la cabeza gacha, arrepentida y durmiendo como un ángel después de horas de ardiente deseo. Me da asco tocar ese rostro que sueña lacenteramente mientras me invaden los celos, la angustia, el rencor…
La vida te dará la lección que mereces. El teléfono suena, es ella que me está esperando. A ti no tengo ganas de verte cuando despiertes.
Volverás a buscarme cuando quieras, yo volveré a aceptarte cuando necesite tu cuerpo. Sal de mi vida, sal de mi mente… deja de hacerme quererte como mercurio pesado en mis venas que me intoxica pero no me mata.

La brillantez de la luz artificial lastima cuando se ha soñado con tal intensidad después de meses de no poder dormir. El frío de un corazón vacío se me cuela por los huesos mientras salgo de la cama y comienzo a vestirme. Volver a caminar sola, seguir deambulando por las calles de noche, conducir queriendo llegar a ninguna parte. Es más doloroso encerrarme en esta coraza por necesidad que por convicción.


diminui
http://ratedm.com/diminui/
Mujer Lince


Sentía la tibieza del agua que escanciaba sobre su cabeza. Después vendría el suave masaje con la esponja limpia que, de otro modo, volvería a humedecerla. Aunque antes Arizmendi se quitaría la corbata, el saco y entonces se daría a la tarea de magarearla, patrocinado por la lubricidad del agua.

Don Carlos era sumamente diestro en su proceder, más aún cuando la pone al borde del paroxismo con su masaje dactilar desde frente y retaguardia. Para ella mostrarse en la soleada jaula es placentero, pero lo que en verdad a llegado a apreciar son esos rituales acuáticos, aunque desea conocer lo que provoca los agónicos gemidos de la chica quetzal, que justo es decirlo, es tan extraordinaria que entre ellas es admirada.

Su papel como lince salvaje parece humillante, sobretodo cuando tiene que inclinarse para que la sujete con aquel arnés de napa y la pasea por los jardines, (los mismos en que la Quetzal deambula libremente), o cuando aún temblando de gusto, la saca de la lujosa pileta, la hace entrar en su elegante celda y es izada hasta colocarla en el zócalo, entre la exótica iguana y la oscura mujer gorila.

Arizmendi no la ha esclavizado; ella sabe que puede abandonar su puesto con pedírselo a la nodriza, como ha visto hacerlo a otras, salir caminando de aquel palacete, para no volver nunca –eso es claro- y abandonar los seis mil euros, que ve reflejados en sus estados de cuenta, pero no lo hará. No volverá a Budapest, no dejará esa vida en el soleado Tenerife, esos depósitos y el gusto de saberse exhibida y admirada.

Quizá un día, llegue a ocupar el lugar principal entre las bestias y ronde libremente los jardines de Don Carlos Arizmendi, Marqués de Vistalegre.


Jorge Rueda
Aves oscuras besándose en el espacio vacío mientras revolotean sus alas tratando de no caer. Delicioso escalofrío del cuerpo frágil, grandiosa sensación visceral, mientras que el otro cuerpo, el dominante, tiene un proceso contrario a cuando un placer se convierte en dolor por su intensidad...lo logra con solo ver. A pesar de todo, es tan solo una sensación visceral, no hay otra cosa, todo lo demás desaparece. Los objetos e ideas se pierden en un presente que pronto será pasado y no habrá testigos, ni siquiera los partícipes del eternamente repetido juego. Los cuerpos terminan siendo presencia pura, sin órganos, anulándose el uno al otro. Y un tercero viendo como se desvanecen.

Un lugar común, hemos estado ahí. Tu y yo. Ella y él.

Calla. Y entonces obedece...

Sí, así.

(/________________/)

Así es.

(/_________________/)

Sí.

No hay otra cosa. (/______/) da(s) cuenta. Terror. Pero pide más. Hazlo. Ya.


Oscar Pichardo
www.mathieurupert.blogspot.com
que mas dá?


Hoy mi jefa mi hizo venir a su casa, dijo que si le podia ayudar con su computadora que porque no sabia que le habia pasado, afortunadamente ella me trajo ya que esta bastante retirada su casa de donde trabajamos, por cierto es linda su casa. Desde que entre a trabajar con ella me he preguntado por que no se ha casado, fea... fea no es!, es madura pero eso la hace interesante, pero bueno yo soy un hombre casado y no vine a pensar en la vida de mi jefa... pero a todo esto donde esta la computadora? y mi jefa? ah ya escuche al parecer subio a su recamara... sera correcto seguirla? o esperare a que ella me llame?... no hay nadie, estamos apartados de otras casas, que mas dá, voy a subir. Abro la unica puerta que esta entre abierta y con luz encendida y al parecer es su recamara pero ella no esta, busco la computadora y no encuentro nada pero hay otra puerta enrea bierta por donde sale vapor voy hacia ella y me pregunto, sera correcto asomarme? la llamo dese aquí?...no hay nadie, estamos apartados de otras casas, que mas dá, voy a entrar... entro y el vapor no me deja ver claramente que es lo que hay en la tina me acerco y en eso veo el cuerpo de una mujer muerta en la tina antes de poder salir uyendo alguien me apago el foco y cerro con llave la puerta... no hay nadie, estamos apartados de otras casas... y ahora que hago?


Betos
http://laflaca.blogspot.com
Mty., N.L.
Leche de burra.

El día que mi hermana vio Cleopatra, la película más cara (y taquillera) de la historia hollywoodense, donde la Liz Taylor le da el medio calugazo a Richard Burton y de paso se lo lleva para la casa, le bajó el antojo. Bañarse con leche de burra. Mi mamá, mujer sufrida con el par de descocadas que tiene por hijas, lo primero que pensó “la María Ignacia me salió con un domingo siete”. Lejos de la realidad, vieja, le dije. Si la tontera fuera tiña, andaríamos todos pintados, agregué filósofa, en esa vena que me fluye cuando a la nena se le ocurre alguna idea brillante, como criar peces tropicales, hacer un viaje al Amazonas o tirarse en parapente.

Buscó en Internet todas las opciones, hinchó a todos los conocidos, gastó teléfono como millonaria y nada. No era época de burras. Sólo de burros y, por lo poco que sé, éstos no dan leche.

La maldición egipcia, el síndrome de Cleo o un carácter obstinado, no sabría especificar la causa, el asunto es que mi hermana averiguó de una empresa donde, por algunos pesos, bastantes diría yo, bañaban a las chicas con algún líquido
elemento y de paso las fotografiaban (para muestra, ahí la tenéis), ya sabes, el mercado es un pozo inagotable.

Ahora la María Ignacia es famosa, tal vez llegue a Hollywood, actué en un remake de Cleopatra y de paso, se bañe en leche de burra, lo que no está nada de mal.


toyita.
Laetita


Era una mujer de costumbres extrañas, rayando en lo autista – afásica. Nunca aceptaba o cargaba billetes, forzosamente tenían que ser monedas. Subía siempre los peldaños pisando el escalón impar, tomaba sólo un tipo de leche, usaba siempre la misma marca de ropa interior (¡cómo sufrió cuando la descontinuaron!), se cortaba el cabello sólo en su pueblo natal y estaba definitivamente peleada con la tecnología. Sin embargo, todavía me parecía “rara moderada” hasta que me pidió una de las cosas más extrañas de las que he sido sujeto: quería que le empinara un balde con agua con una inclinación exacta de 45 grados sobre su cabeza, a una distancia de 10 centímetros. Todo eso como parte de un ritual familiar. No niego que su espalda es divina, pero me tuvo practicando el movimiento alrededor de 3 horas, de tal manera que cuando por fin le pareció bien de inclinación y distancia, mi muñeca ya estaba semi lesionada. El dolor detonó mi apetito por conocerla más, al grado de proponerle formalizar nuestra relación. Ella sólo dijo: por qué no...


Yorgos Friligos
HIDROFILIA


No todas seguían su juego. Algunas mujeres preferían el contacto rotundo y los fluidos. Aquellas que aceptaban nunca partían con la satisfacción del orgasmo. Pero eso no le parecía importante.

Para él, entrar en la sala de baño, encender las velas, colocar el vaso de cristal y verificar la temperatura del agua eran sólo el preámbulo. Nada lo apresuraba al desvestir a su amante en turno. Ningún impulso de lujuria lo guiaba para tender su mano al cuerpo desnudo y asistirlo al ingresar en la tina.

Sólo profería algunas palabras. (Silencio. Inclina la cabeza. Extiende los brazos. Cierra los ojos. Levanta tus senos). Él se limitaba a verter agua sobre el cuerpo dispuesto. Y observaba. (Los pezones endurecidos. La entrepierna de sargazos. Los orificios inundados. El agua bifurcada en las nalgas. Las gotas lenguas saboreando).

Al final, como cada vez, esperaba que el agua se enfriara. Entonces dejaba de verter y llenaba el vaso de cristal con agua de la tina. Bebía lento mientras el cuerpo húmedo de la mujer tiritaba. Su respiración se entrecortaba. Cada sorbo era penetrar más. Esa breve asfixia liberaba la contención. El último trago escurría por su esófago y fluía hasta convertirse en un chorro de semen.


Sandino Cruz
http://umbrias.blogspot.com/
La resaca de Narcisa


La tarde que antecedió a la noche en que me abandonó, Narcisa despertó con una de las peores, si no es que la peor resaca de los últimos años, años que se caracterizaban precisamente por un rosario interminable de juergas salvajes seguidas de crudas inclementes.

Tal vez debería comenzar por aclarar que soy un hombre de ideas concretas, poco adepto a las metáforas. Por ello no intenté metaforizar ni buscar simbolismo alguno cuando me di cuenta, luego de tres años de matrimonio, que la mujer con la que me casé es una puta incurable. Fue precisamente por esas épocas cuando tuve que reconocer que para ascender peldaños en el Ministerio de Finanzas, tendría que mostrar algo más que méritos profesionales y hacer otra clase de favores a mis superiores.

Tras resignarme a vivir con una puta, no me quedó otra alternativa que buscar sacarle el mayor provecho posible. Por eso no tuve escrúpulos en ofrecer a mi jefe, el Ministro de Finanzas, facilitarle una noche con Narcisa a cambio de un ascenso. Mi jefe, por cierto, jamás perdía oportunidad de elogiar la belleza de mi esposa. Concerté una cita entre mi jefe y Narcisa en la sala de mi casa, pero cuando faltaban apenas unos minutos para la hora marcada, mi mujer aún chapoteaba en sus vómitos y eructaba incoherencias, herencia de dos botellas de vodka y tres rohypnoles. Sólo al escuchar el motor del carro del Ministro, me di cuenta de cuan cerca estaba de perder mi ascenso. Por ello recurrí al remedio extremo del jicarazo de agua fría, uno tras otro, hasta que Narcisa reaccionó con una sonrisa babosa y fue desnuda, empapada y tambaleante a los brazos de mi jefe, que al final se ha quedado con mi puta, con mi ascenso y con el dinero de mi liquidación que me negaron a la mañana siguiente, cuando me despidieron bajo el argumento de que la Procuraduría me había abierto una causa penal por someter a mi esposa a despiadadas torturas de agua helada.


Daniel Salinas Basave
Memorias de la Srta. Carlota


Agua helada recorriendo mi cuerpo, invierno.
Tu mano roza mi pierna. Una banca en el parque, te sientas a mi lado.
Haces como que lees, después ya no, ahora haces como que me conoces.
Tu mano más arriba de mi pierna, la boca en mi cuello. Agua helada recorriendo mi cuerpo, invierno.
La soledad y el clima aceleran los procesos. Hoy cumplo cuarenta. Un mes de salidas furtivas y encuentros anónimos. Tu mano en la entrepierna. Agua helada recorriendo mi cuerpo, invierno. No puedo, otra vez no puedo. ¿Pasa algo?. Agua helada recorriendo mi cuerpo, invierno. Mi padre me espera. Salgo corriendo del auto, como las veces anteriores.


Seven
http://sinpretensiones.blogspot.com
Obsérvame, Marina. Le dijo mientras vertía un poca más de agua sobre la modelo. Marina que observaba al fondo no comprendía. No comprendía que estaba ahí haciendo. Ella había hecho el casting para hacer un comercial, no ondas porno. ¿Qué estaba haciendo ahí como dios la trajo al mundo? Y el tipo ése, el de la agencia, dándole indicaciones como si fuera tan difícil echarle agua a la de la bañera. Impecable en su trajecito caro. Tan pulcro que era humillante. Más aún que las miradas profesionales del demás staff que ignoraban sus encantos. ¿Viste cómo?, preguntó. Seee, respondió ella. Anda que no tenemos todo el día y tirar rollo cuesta. Se colocó detrás de la bañera, mientras se preguntaba cómo le hacían otras. Otras nuevas, enmendó, ¿cómo es que entraban en esto? La de la bañera volteó a verla. ¿Nerviosa?, le preguntó y le obsequió la primer sonrisa amsitosa del día.


Patricia Arévalo
"Sr. Juez:

La siguiente foto es la prueba irrefutable, que mi esposa, de Nombre Monica Melissa Fernandéz Gonzalez cometión un acto de adulterio. Dicha foto fue tomada por un investigador privado. De nombre Manuel Martínez, al cual le pagué una cuota para que espiara a mi infiel amada mientras hacía el amor. Mi vida hasta ahora había sido buena y bella, con un cómodo capital de tres millones de dólares y una computadora en lo último en tecnología. Sin embargo, ahora que mi computadora ha quedado inutilizada y mi esposa me abandono por un cuarentón aprendiz de escritor, creo que tal vez lo mejor será volarme la cabeza. Pero no sin antes, hacer lo mismo con ella y su amante.

Quedo de usted,

-Sufragio efectivo, no reelección,
Dr. Ignaciote Fernández

P.D.: Actue con suma cautela, Sr. Juez. Por ahí anda alguien mandando virus por mails..."


Carcaj
Leche.


Era difícil encontrarlas, pero una vez que aceptaban el trato todo era tan fácil que incluso se apenaban de recibir el pago. Lo único que tenían que hacer era sentarse dentro de la vieja tina, encueradas, de espaladas a mi, y dejar que yo les vaciara algunas jarras de leche encima. Luego podían irse, sin secarse, sin enjuagarse, así, se vestían bañadas en leche y se retiraban, con su paga en el bolsillo desde luego. Eso era todo.

Cuando la puerta se cerraba, yo regresaba al baño, me desvestía y entraba a la tina en al que ellas habían estado, me sumergía en aquel caldo de leche y mujer y empezaba a beber todo lo que ahí había, hasta terminar con la leche, hasta terminar con ellas. Nunca lo supieron, así era mejor.


(c. bortoni e.)
[http://cbortoni.blogspot.com]
LECHE MATERNA


Estaba pasmado. Había visto a mujeres desnudas, pero nunca le habían pedido que diera un baño, y muy importante, ataviado de vestimenta rigurosa, corbata y traje negro, anteojos.

Es como tener un pan en la boca, se dijo, pero no comerlo, sólo apreciar el desliz. La estudiante era el pan: le gustaba darse baños de leche. Un pan con leche. Sólo ver el pan.

--¿Por qué nunca usas corbata en la escuela?

--Porque parezco burócrata.

La mujer se metió a la tina, le indicó dónde estaba la jarra.

--Qué debo hacer --se aflojó el nudo de la corbata.

Ella arremetió.

--No te quites la corbata --de sus pezones salían unas gotas blancas, ¿leche?.

Tratando de no llevarse el pan a la boca, empezó a vaciar la leche.

--Guillermo --cerró los ojos--, no vayas a quitarte la corbata.

Notó que la mujer se regodeaba cerca del orgasmo, arqueaba la espalda, con la mano buscaba su corbata, para detenerse, para no perder el equilibrio. Resplandeciente y desnuda, vociferaba llena de leche.

--Guillermo, lléname de leche.


BR
http://www.brunoruiz.blogspot.com