2 de diciembre de 2004

Se dirigió a la casa familiar con paso decidido, pero trastabillo y se precipito de bruces pero una sólida figura masculina la detuvo, aunque de forma involuntaria.


-Mil perdones-dijo sonrojándose por su traspié -espero no haberte importunado

-No hay de que preocuparse, salud, soy Salvador

-Salud para ti también salvador, yo me llamo Flor de la esperanza.

-Me parece que ya nos habíamos visto, o no?

-Me acuerdo de tu cara pero no me acuerdo de donde. Seguramente del Templo.

-Si, es muy posible porque es muy pequeño y todos quedamos muy cerca de los demás.

-Si es muy incomodo y huele bien raro, los olores de tanta gente mezclados. Los sacerdotes deberían exigir el aseo obligatorio para Las Invocaciones.

-yo pienso lo mismo, Flor. Me voy, espero verte de nuevo.

-Así sea, yo también me voy no tuve con quien dejar a mis hijos y están solos en la casa


Mientras se despedían el vigía asignado a Salvador anoto en su reporte que el borrado de recuerdos del antiguo aprendiz de sacerdote dejo reminiscencias de su inmoral episodio con la novicia Flor de Virtud, renombrada Flor de Esperanza. El trabajo de los regidores, controlando la moralidad en el comportamiento de los pobladores, no era fácil.


Dominio
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