2 de diciembre de 2004

Inesperado regreso al puerto


De acuerdo a mis hijos, el viejo del recién llegado barco rojo “no tiene cara” y “huele bien raro”. Yo estaba en el pub cuando lo vi bajar de su barco y dirigirse hacia los Fish and Chips del callejón. Sí tiene cara, huele a pescador. Cuando venía de regreso con su comida, lo abordé y le dije: “Me acuerdo de tu cara, pero no sé de dónde”. Creo que tartamudié, creo que estaba temblando. No se si era el frío o si estaba siendo absorbido por sus arrugas. Sus ojos y manos también temblaban, sentía su mirada en cada rincón de mi cara. Después de lo que pareció ser una eternidad, respondió: “No tuve con quien dejar a mis hijos, no tuve con quien dejarlos, por eso los dejé con el sacerdote. Veo que sigues mordiéndote el labio cuando te pones nervioso”. Inmediatamente dije: “Veo que sigues comiendo la misma basura”.


David Muñoz Andrade

No hay comentarios.: