2 de diciembre de 2004

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Tanta gente malencarada en un mismo sitio. Era curioso ver el vaporcillo condensándose en los ventanales del piso 14. Tanta piel negra en los sillones, tantas sillas reclinables. Tanto lamehuevos esperando la conferencia magistral de EL PUBLICISTA.

Allí estaba El gordo Pallares, abanicándose el orgullo de haber organizado todo. Decidí acercarme; quizás estaba de buenas y me podría dar una cita. Necesitaba trabajar para esos pendejos.

- ¿Sr. Pallares? Soy Roberto Chellet, qué bueno que organizó esta conferencia¡
- ¿Verdad? Es que este maestro es un chingón, mano, de veras... Me acuerdo de tu cara pero no sé… ¿de dónde?
- eeh, fuí asistente de Marita Gómez
- Ah, Marita, cuando chambeaba… Era una lata su “no tuve con quién dejar a mis hijos” Es la que reventó un día, no? Que a media junta dejó todo, no? Con clientes, con agencia, qué bárbara…
- Pues sí, ahora yo estoy en su lugar, quisiera, de hecho, si usted me permite..
- Ahí viene el maestro Clapp, pus un gusto mano.

Decidí irme; irme y vengarme, a nombre de Marita y del mío propio. Me supo dulcísima, mi inocua venganza, cuando escuché a Pallares, a lo lejos, quejándose “Huele bien raro…” mientras yo cerraba la puerta tras de mí.


http://www.rchellet.blogspot.com/

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