16 de diciembre de 2004

Querido Lafcadio,


He descubierto por qué los hombres eran así de longevos antaño. Nosotros, que podríamos ser la encarnación de la fantasía hiperbórea, estamos condenados al peor de los males : la conciencia sempiterna De suerte que todavía nos queda la muerte. Es cierto que gracias a las dietas macrobióticas abundantes en comida orgánica y al tratamiento biológico del ADN nos hemos convertido en auténticos superhombres. Sin embargo, nuestras clínicas están saturadas, no se dan abasto. Setenta de cada cien sufren un trastorno mental atribuido al desarrollo excesivo de la conciencia. La gente habla sola en las calles, rara es la vez en la que se escuchan conversaciones de dos. Estoy trabajando en un fármaco a base de antiguos relajantes naturales. Yo mismo he estado consumiendo pequeñas dosis y he logrado dormir, pero más fascinante aún : soñar. Es un hecho que funciona, sin embargo, me es difícil calcular los efectos secundarios. Me atrevo a ofrecerte que lo pruebes porque como yo, estás en una edad senil y creo que te tienes bien merecido soñar en tus últimos días. Sé que tú tienes 36 que no se comparan con mis 40 (sí, ya sé que he rebasado la expectativa de vida de la OMS) pero de gustarte, podrás disfrutarla durante más tiempo e inclusive patentarla para su venta masiva. No respondo en caso de que tengas “pesadillas”...

Un abrazo,

Patricio.


karlatone

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