2 de diciembre de 2004

La última y nos vamos


Eran las 12 y dijimos seria la última vez, tendríamos que disfrutarlo al máximo, no importaba si no llegábamos a casa, era lo de menos, sería la última, y nada nos importaba.

Llegamos a la disco, yo solo te seguía, pareciera como si conocieras el lugar como la palma de tu mano, pero era normal, cada vez que visitabas un lugar, parecía como si hubieras estado ahí anteriormente, caminabas sin tropezar, conocías cada escalón y orilla de la pista, jamás te topabas de frente con gente, ni nada te estorbaba al pasar, hasta llegue a creer que la gente te abría paso porque sabia quien eras tú, había ocasiones en que la gente preguntab:

-Me acuerdo de ti, pero no sé de dnde

Eso me perturbaba un poco. En fin, te seguí, solo te miraba, llegamos a la pista, y comenzamos a bailar, así seguimos toda la noche.

Nos sentamos después de varias horas, yo pedí la primera ronda, tu la segunda y así seguimos, hasta que perdí la cuenta.

Estuvimos platicando de varias cosas, entre ellas tu trabajo, del cual jamás había comprendido, pero lo aceptaba; yo realmente te amaba, de repente mientras me contabas de misteriosas hazañas que hacías en tu trabajo, mil imágenes vinieron a mi mente y de entre ellas me acorde de aquella mujer, una vendedora de chicles, allá por el centro. En su rostro se reflejaba una cansancio inmenso, caminaba solo porque amaba a sus hijos y quería sacarlos adelante. Recorría siempre las mismas calles, recuerdo que cada vez que salía me pedía un poco de dinero y un poco de comida para alimentar a sus hijos, hasta que un día solo paseaba por las calles y ya no pedía mas dinero.

Fue ahí que me anime a preguntarle, que era lo que le había pasado a su familia, y lo único que respondía era

- Mis hijos, no tuve con quien dejarlos. Yo siempre quise lo mejor para ellos y se los llevaron.

Fue ahí que supe que habías sido tú. Descubrí lo que hacías al poco tiempo de conocerte, entré a tu cochera y note que algo no estaba bien, tenías demasiada ropa de niños y juguetes y que yo supiera no tenias familia, todos habían muerto en un “accidente inverosímil” según tú.

Aparte de eso, había un congelador, pensé que eras cocinero ¡Que tonta yo! Había un olor muy peculiar, tarde mucho en preguntarte que era lo que desprendía ese olor, hasta que me anime.

-Huele bien raro, te dije.

Y fue ahí que me empezaste a contar a que te dedicabas...


Dark Fairy*~Iraís
www.hadasinluz.blogspot.com

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