2 de diciembre de 2004

Esta mañana al salir de casa, el pasillo que conduce al ascensor estaba medio anegado sobre todo cerca de la puerta de mi vecino contiguo. Debí esquivar los charcos de agua sucia y maloliente para no chapotear en ellos. En el ascensor me encontré con la vecina de justo arriba, la del sexto piso. Huele bien raro, comentó, y es que el agua había escurrido a través del hoyo del ascensor dejando un rastro de manchas café por todas las paredes de éste y mojando el piso. Le comenté lo que había visto y ella me respondió diciendo, “Me acuerdo de tu cara, pero no sé de dónde”. En ese momento vi por primera vez sin disimulo su rostro.¿ No sería en la junta de vecinos? No, no fui, no tuve con quien dejar a mis hijos. Fuera del edificio, ¿dices? Sí... y la memoria nos cayó encima como otro balde de agua hedionda. ¡Mierda, sí! Y la cabrona vive donde yo vivo.


Patricia Arevalo
http://asakhira.blogspot.com

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