2 de diciembre de 2004

Carajo, huele bien raro, huele bien raro desde hace un par de días, nos e que sea, no se que mierdas se jodio aquí adentro, lo peor; el espacio es demasiado chico y no hay luz, difícilmente encontrare la causa de la peste. Me levanto de la taza, llevaba horas sentado en ella, mis nalgas están cansadas y lastimadas, me paro frente al espejo y miro en él, observo con la dificultad que ofrece la nula luz del
baño. Me miro en el reflejo y me parece ver algo familiar en él, algo conocido, algo que no se de donde chingados ha salido, algo deforme, madreado.
-Me acuerdo de tu cara, pero nos e de donde.- Me digo.
No obtengo respuesta, me mantengo callado, sin siquiera gesticular alguna mueca para satisfacer mi necesidad de platicar, de convivir con algo, alguien.
El olor no desaparece, al contrario, aumenta y se esparce por el baño mientras me muevo en el reducido espacio. Mis pies me duelen, mi cuerpo entero me duele, mi piel ha adquirido, de unos cuantos días a la fecha, una consistencia rara, aguada, como inflada y blanda al mismo tiempo.
-No tuve con quien dejar a mis hijos.- eso es lo ultimo que recuerdo haber escuchado de voz alguna ajena a la mía, luego oscuridad y carencia de espacio.


(c. bortoni e.)
[ http://cbortoni.blogspot.com ]

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