2 de diciembre de 2004

Imprevistos


-Aquí algo huele bien raro- expusiste con voz ronca y levantaste una ceja como sueles hacer cuando especulas que algo se te está ocultando. Bruscamente me alejé de ti porque ya no quise reparar en verdades imprudentes. Marchaste sobre la escarpa, bastante disgustado y enemigo de mis silencios constantes. A unos cuantos pasos adelante, plantaste los ojos sobre aquel hombre de traje gris y contrariado lo sorprendiste indicando –Me acuerdo de tu cara pero no sé de donde- aquél te miró como a un chiflado y convencido de que podría librarte, sacó el celular para inventarse un diálogo con algún ficticio (pero oportuno) personaje. Confundido e impotente no tuviste más remedio que continuar con tus reflexiones inútilmente desechables... y con tu marcha. Yo, estaba ya del otro lado de la ciudad, pegada al celular, con un personaje que hacía como que hablaba a escondidas. –Hoy no podremos vernos- le dije, - se me ha hecho un lío en la casa.- Mientras tanto, él respondió ágilmente –Nos vemos el próximo domingo, amor, al fin que esta noche no tuve con quien dejar a mi hijos.


Lulú Flores Esperón
http://nuevaluna.blogspot.com/

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