Algo chirría, un golpe, una pequeña sacudida, el corazón en la boca.
- ¿Qué ha sido eso?
- No sé, parece que se estropeó algo.
- Pique el botón de alarma señorita, así vendrán a buscarnos.
- Si, ya, no se oye nada, ¿oye algo usted?
- No, pique otra vez
- Nada, ¿Qué hacemos?
- Esperemos, la alarma se tiene que oír en algún sitio.
Silencio, miradas cruzadas, el sudor en la frente de él, a ella le brilla el escote, más silencio. Es la puta, es la puta, piensa, pero calla, mientras sigue sudando.
- Parece que escuché un ruido arriba
- Si, yo también, espero que no tarden mucho, tengo prisa
- Aquí hace mucho calor ¿no le parece? ¿ No pasa calor con tanta ropa?
- No
De nuevo silencio, la malicia, silencio espeso, el momento se estira, se alarga, interminable momento.
- Por favor señorita, ¿puede parar de mirarme así?
- Si, claro, disculpe... (agacha la cabeza, se inquieta, juega con su tacón de aguja) ¡¡Pero, por Dios, padre Cristóbal, no puedo creer que ya no me reconozca!!
Teresa
www.gotitasporlavena.blogspot.com
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