9 de septiembre de 2004

Tatuaje


La engañaba con la maldita Concha, –Conchita, pendeja mosca muerta. Vas a saber con quien te metiste-

Juan sólo bebía "Presidente", así que sin empacho, molcajeteo valiums y los inyecto a las dos botellas que había en casa. Fingió un viaje con su mamá llevándose a los niños, pero regresó furtivamente y lo vio entrar al edificio, con la puta de la comadre. Esperó hasta media noche. Calculó correctamente; ahí estaban los adúlteros en su cama. A ella le cubrió la cabeza con una almohada y disparó. La piruja no se despertó. La vistió y la arrastró hasta el sillón de la tele. Le puso el revolver en la mano...

Se presentó a reconocer el cuerpo. Su llanto fue verdadero, pero acompañado de la satisfacción de la venganza. No entendió en cambio que la interrogaran con insistencia, menos aún que le embarraran las manos de cera.

–Señora, sabemos que usted le disparó a su marido.
–Yo estaba en casa de mi mamá.
–No todo el tiempo, señora. Además usted tiene el tatuaje.
–¡Yo no tengo tatuajes!– Exclamó aliviada.
–Sí señora, el tatuaje de la pólvora.


Jorge Rueda
http://www.jorgerueda.blogspot.com/

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