CINCO MINUTOS
Te miro adherido a la ventana (ó ¿tú me viste?).
Tocas. - Abro. - Entras.
Tomas mi silla, mi cigarro y mi taza de café. Lo subsiguiente lo entrego yo. Hacía media vida te estaba esperando... media vida después sigo contemplándote y disfruto aún más que tú, esas piernas vencidas en mi silla y el sorbo que le das a mi café y el humo (oxígeno a mis ojos) que aspiras de mi cigarro.
Cinco minutos después la espalda termina por vencerme, sabía que yo no era suficiente para los dos: la silla luce tentadora, el olor del café tan nostálgico y el cigarro tan necesario.
La puerta esta media abierta y/o medio cerrada.
Sentado, entre humo y con sabor a moca en los labios, todo es más simple.
SevenSie7e
http://sinpretensiones.blogspot.com/
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