3 de noviembre de 2004

Hola, bienvenido a mi ejercicio seis. Sinceramente te digo que es lo mejor que vas a leer en este taller y en muchas otras partes, impresas y no. Simplemente porque soy el carbón que más rifa. Tenía varias opciones para el tema, como: el Diablo que se esconde de la lluvia en el confesionario, un suicida culón y su amorío con Marianne, insomnio creativo, la metafísica de una puerta, creencias paganas, sexo servicio a domicilio que nunca llega, y otras tantas ideas estúpidamente chilas, como yo. Por eso decidí ponerlas todas, pero de una manera fácil y concisa, para que todos mis adorables lectorcitos pendejos puedan entender lo que trato de decir. Digo, no espero que sus inferiores mentes se pongan a mi nivel intelectual, no tienen que entenderlo, pero si no entiendes lo que trato de decir con todo y mi simplificación, pues sencillamente deseo que dejes de quitarme aire, agua, espacio y demás cosas esenciales para vivir. Y la simplificación es: el humano es un vil pendejo.


David Muñoz Andrade

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