3 de noviembre de 2004

El gran escritor caído en desgracia esta del otro lado de la puerta. No tengo idea de cómo encontro mi domicilio, pero esta aquí. Observo mi reloj: son las tres de la mañana. El gran escritor vuelve a tocar. Me apertrecho a un costado del sillón. Es realmente inconveniente que la luz se haya ido en ese momento, pienso, justo cuando estaba a punto de terminar el Street Fighter III con Necro.

El gran escritor derriba la puerta después de tres fuertes empujones. Tiempo suficiente para correr a la cocina y tomar el primer objeto contundente que encuentro: El ablandador de carne.

-“Puedo escuchar tu respiración, chiquiyeyo, DIFAMAS e INJURIAS, considera esto una invitación amistosa a los tribunales a que revises tu caso... yo soy un profesional, ¿sabes?...”

En esos momentos la luz regresa y el gran escritor es cegado por unos segundos. Aprovecho la ventaja momentánea que la luz me da para asestarle un golpe en la cabeza. Luego otro. Y otro.

-“.... Y a los profesionales no nos gusta que nos difamen. Se está integrando una averiguación previa de todo este asunto. Perdiste la war chavo....”, continúa, aparentemente inmune al dolor, mientras el ablandador deforma su rostro cada vez más.


Manuel B. Ibarra
beatnik@gmail.com

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