17 de noviembre de 2004

Crisis de autor.


Hasta el día que leí el ejercicio Nº 7 del Taller de Hipertextos, todo iba bien en mi
vida. No digamos, espectacular, pero sí, tolerable y pacífica.

“Nos la puso difícil el profe”, pensé.
Inmediatamente inicié varios ejercicios de texto, barajando opciones. Un sacerdote y una
prostituta encerrados en un elevador es un tema fuerte.

Recordé la ley judía que apedreaba a las prostitutas y a Jesucristo perdonando a una,
rompiendo las leyes de su época. Recordé a mi madre que murió en el parto, según el
cura, “por su pecado”. Y recordé a Vergara, el párroco del sector, atacado por una
pandilla, muriendo desangrado a pasos del convento.
Pensé en mis múltiples contradicciones con la fe, en mis objeciones de conciencia y en la
ira de no ser santos.
¿Qué importancia tiene un cura y una prostituta en un elevador frente a mi fe destrozada?
Probablemente alguien abrirá el adminículo aquel y cada uno seguirá con el oficio que le
corresponde (en algo hay que ganarse el pan cotidiano), pero yo ¿qué hago con mi vida ya
no tan políticamente correcta?
Acepto sugerencias.


toyita

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