6 de octubre de 2004

Claudia


Al entrar en la casa vi cómo la luz trémula del televisor se esparcía por todo el ambiente. 1942, Vangelis. Entonces le pude leer los labios a Rodrigo de Triana cuando gritó tierra. Me miré al espejo y me encontré parecido a él. No es extraño, mi madre, Fátima, es árabe. Tengo la pinta de los españoles árabes que llegaron entonces aquí. Mamá se cambió el apellido, se quitó el velo, se ha vuelto una mujer normal (así dice). Empecé a gritar tierra, tierra, mientras navegaba por toda la
casa, aburrido.
Hasta que llego a su habitación y la encuentro follando con un tío.
Ella le chupa el cuello, su lengua sobre su cogote serpentea como si le
tocará las cuerdas bucales: Deseo que sus gemidos se conviertan en la
música un arpa. A él, durante la cena, lo llamaré Orfeo. Me reiré
entonces cuando corte el filete.


vesania
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