22 de septiembre de 2004

Lo mejor que puede hacerse es desconfiar. Desconfía de la palabra fácil, de la historia fácil, del final fácil.

Lo otro es un trámite usualmente tempestuoso: reinicia los textos, cúralos de esas dolencias (los recursos fáciles), siéntete con el derecho de tiranizarte.

¿Cuándo parar? Nadie sabe. A veces nunca.

Nada de lo que se haga, después de todo, debe aparentar dificultad. Todo lo contrario: debe verse como algo fácil. Muy fácil.


Julio Salinas
http://coleccionistadehuecos.blogspot.com

No hay comentarios.: