22 de septiembre de 2004

Algunas recomendaciones para los escritores jóvenes:


-De preferencia, evitar las tertulias con otros escritores o los talleres con algún literato ‘reconocido’. Los demás tienen que ser, siempre aunque sea sólo en tú mente, inferiores a ti. Es por eso que escribes. Para ser mejor que ellos.
-Los siguientes autores no te ayudaran un carajo a mejorar, así que de preferencia, ignóralos: Borges, Paz, Fuentes, Fadanelli, Kafka, Bukowsky, Sabines, Fante, etc. Sácale la vuelta a cualquier aprendiz de escritor o maestro que recomiende a estos tipos. De cualquier manera, son unos imbéciles.
-El cuento es una eyaculación precoz. Los hombres de verdad escriben novelas. Pregúntenle a Dostoyevsky.
-Cualquier género literario tiene sus cosas valiosas. Hay textos igual de válidos en la ciencia-ficción, en la Poesía y en los Cómics. No eres la gran mierda por haber leído a Cortázar, así que cállate el hocico.
-Escribir es el Zen de los occidentales. Te ayuda a mejorar como individuo. Nunca lo hagas para impresionar mujeres. De cualquiera manera, rara vez funciona.
-Los textos ‘experimentales’ sólo sirven para lo siguiente: para cubrir las deficiencias que tienen los posers que ven la escritura y la cultura como un accesorio más de sus disfraces y para limpiarme el culo cuando no hay papel sanitario. Recuerden que la única persona capaz de escribir con total libertad es aquella que previamente ha ejercido una férrea disciplina sobre sí misma.
-El humor en la literatura es bienvenido. Se agradece leer algo que te ponga de buen humor y no solo disertaciones hipsters en spanglish sobre drogas, sexo, homosexualidad y la típica mierda blandengue que escriben los escritores jóvenes de hoy en día.
-Es estúpido pretender que se pueden ignorar las críticas que la gente increíblemente estúpida hace sobre alguno de tus trabajos, especialmente si el idiota en cuestión trata de utilizarte como un vehículo para su propio lucimiento. Humíllalo, mófate, incluso golpéalo. Los demás culturosos aprenderán a no meterse contigo y además no terminarás como Kerouac, destrozado moralmente por las críticas mordaces que los escritores frustrados le dedicaron.
-Si algún otro escritor te rebate alguna de tus ideas argumentando que “su maestro le dijo que era de tal o cual manera”, es muy probable que tanto él como su maestro sean unos idiotas. Recuerda, la literatura eres tú. Los demás no importan.
-Tal vez lo más sano sea tirar esta lista a la basura después de leerla. La decisión es tuya.


Manuel B. Ibarra
beatnik@gmail.com

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